domingo, 10 de enero de 2010

NOTICIAS PERRUNAS Y OTRAS ANIMALADAS

Ojeando el pasado domingo el Diario del Alto Aragón descubrí una sección muy interesante dedicada a los animales. El artículo hablaba sobre los falsos mitos del perro, concretamente se centraba en 2. Uno: La saliva de los canes cura. FALSO. Cuando un perro se lame una herida o se rasca sin descanso, es como cuando nosotros nos rascamos sin consuelo. La reacción es causarse dolor moderado en la zona para así hacer que el escozor desaparezca por un momento. Cuando se lamen una herida lo que consiguen es que, debido a las bacterias provenientes de la saliva del perro, la infección aumente y de nuevo el picor. Por eso es muy importante que corrijamos esta conducta de nuestro animal para evitar males mayores. El segundo mito falso del que hablaba tiene que ver con la alimentación de nuestros amigos. Y es que, lejos de ser buenos, los huesos no son la comida ideal para ellos, pudiendo incluso causar graves problemas. Los huesos al triturarlos crean una especie de argamasa en el intestino que provoca que disminuya su velocidad al no ser capaces de mover ese contenido, provocándoles vómitos y en algún caso detención del tránsito intestinal o perforaciones en el intestino, que muchas veces no tienen remedio. Además los huesos de las aves que son más finos, al ser mordidos, se convierten en verdaderos cuchillos. ¿Si los humanos comiésemos huesos, se los daríamos a los animales? Esto es lo que nos cuentan los expertos y si ellos lo dicen por algo será. Hasta la semana que viene, sed buenos y responsables con vuestras mascotas.

CUENTO PARA REFLEXIONAR

Esta es una libre traducción, interpretación y continuación del relato "El lanzador de estrellas" de Loren Eisley:

"Hace algún tiempo, había un hombre, que solía ir a la costa a escribir. Tenía la costumbre de caminar por la playa antes de comenzar su trabajo. Un día estaba paseando, cuando a lo lejos junto a la orilla del mar, vio una figura moviéndose como una bailarina.

Sonrió para sí mismo al pensar que alguien podía bailarle al día. Entonces empezó a caminar más rápido para alcanzarlo. Al acercarse vio que era un joven y que el joven no estaba bailando, sino que en lugar de esto, se agachaba, recogía algo y lo depositaba en el mar.

Al acercarse gritó: “¡Buenos días! ¿Qué estás haciendo?”
El joven se detuvo, dio media vuelta y respondió:
-“Devuelvo las estrellas de mar al océano”
-“y ¿por qué lo haces?
-“El sol ha salido y la marea está bajando y si no las llevo al agua se morirán”.
-“Pero, muchacho ¿no te das cuenta de que hay kilómetros y kilómetros de playa y miles de estrellas de mar a lo largo de ella? No tiene sentido todo este esfuerzo”.

El joven escuchó educadamente. Después se agachó, recogió otra estrella de mar y la sumergió suavemente en el agua, más allá de las olas y le dijo:
- “Para esta si tuvo sentido”.

Su respuesta sorprendió al hombre, estaba desconcertado. No sabía cómo responder. Entonces, se alejó y caminó de regreso a su cabaña a escribir.
Todo el día, mientras escribía, la imagen del joven lo inquietaba; trataba de darle sentido a la acción que el muchacho llevaba a cabo.
Esa noche se fue a la cama preocupado.



Una mañana, muy temprano, caminaba un hombre por la playa. De pronto, a lo lejos, divisó a una pareja que parecían estar practicando un extraño ritual; se agachaban, corrían al agua, hasta pasar las olas, salían y volvían a empezar y así una vez tras otra.

Intrigado comenzó a caminar hacia ellos. Cuando estuvo suficientemente cerca vio que los singulares bailarines eran un joven y un adulto. Curioso, se acerco hasta ellos …"